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La tierra no pertecene al hombre, es el hombre quien pertenece a la tierra. El hombre ha herido a la tierra, sin embargo, la tierra puede vivir sin el hombre, pero el hombre no puede vivir sin la tierra. El hombre ya solo esta marcando su muerte
El gobierno de Brasil informó que la deforestación de la selva amazónica se ha reducido a su nivel más bajo en 22 años.
Según la ministra de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, el satélite de imágenes del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE por su siglas en portugués) muestra una caída del 14% con respecto al año anterior.
"Es la menor deforestación de la historia de la Amazonía, son números fantásticos", comentó Teixeira en un evento junto al presidente Luiz Inácio Lula da Silva en Brasilia.
Sin embargo, las cifras aún están por encima de la previsión oficial inicial, que era de 5.000 kilómetros cuadrados de selva destruida.
Compromiso
El satélite de imágenes del INPE mostró 6.450 kilómetros cuadrados de la Amazonia que fueron deforestados entre agosto de 2009 y julio de 2010, período de las mediciones anuales del gobierno.
Según el comunicado del instituto, el área deforestada es la menor desde 1988 y el margen de error es de 10%.
Estos números representan una tasa superior a los 5.000 kilómetros cuadrados de selva destruida que el gobierno había estimado para este año, que se suma a los años anteriores.
La ministra Teixeira declaró que ese es "el nivel de deforestación más bajo en la historia de la Amazonia y estamos comprometidos a continuar para bajarla aún más".
Brasil alcanzó un pico histórico de tala en 2004, cuando superó los 27.000 kilómetros cuadrados
Las estadísticas conciernen a todos, porque somos todos los que acabaremos pagando la cuenta.
El verdadero costo
Por primera vez en la historia se está cuantificando el costo de la degradación de la biodiversidad.
La deforestación agrava el impacto devastador de las inundaciones.
Servicios naturales
La razón por la que el mundo está despertando al costo de la degradación es que hasta ahora, nadie tenía que pagar por ella.
Tanto empresas como individuos operaron durante mucho tiempo con la asunción de que los recursos eran infinitos, pero no lo son. Y sólo cuando se calcula cuánto cuesta protegerlos o reemplazarlos es que queda en claro cuán vitales son para la economía global.
En algunos casos, el vínculo es obvio. Por ejemplo, se requiere agua para los cultivos que nos alimentan. Y los peces proveen un sexto de la proteina consumida por la humanidad.
En otros casos, los nexos no saltan a simple vista. Los arrecifes son una barrera natural que protege a las costas ante tormentas devastadoras, las plantas proveen el material para medicamentos que salvan vidas y los insectos son los encargados de polinizar gran parte de los cultivos más productivos.
Las inundaciones de 1998 en China mataron más de cuatro mil personas, desplazaron a millones y causaron pérdidas estimadas en US$30.000 millones. El gobierno chino reconoció que el corte indiscriminado de árboles en las cinco décadas anteriores había reducido drásticamente la protección contra inundaciones y prohibió la tala en esa zona.
Pero no sólo serán las poblaciones más pobres las que sufrirán. Las empresas serán cada vez más afectadas, teniendo que reemplazar servicios que los ecosistemas tradicionalmente ofrecían sin costo o pagar nuevos impuestos para financiar la preservación del medio ambiente. Y a esto se suma el costo generado por los desastres naturales, cada vez más frecuentes.
costo de la actual degradación de los recursos naturales de la Tierra será pagado por todos, ambientalistas o no.